28 de marzo de 2011

1 comentarios:

leo rivera dijo...

Che es desesperanzadora, el título me hace acordar de mi abuelo de ochenta y nueve años que sufre de ceguera completa que no tiene tiempo ya para eso...una felicidad perenne que sería,lo volátil de la felicidad no desechando lascosas palpables es lo que corrompe la sustancia, no se si es el alma, el espíturi o nuestro imaginario, perooo que cierra nuestro camino para llegar a ser como niños. Saludos elizabeth igual el escrito cumple su función (perseguirme como siempre e je)